Cuando te aferras al pasado con amargura y cólera, y no te permites experimentar el presente, estás desperdiciando el día de hoy. Si te aferras durante largo tiempo a la amargura y al resentimiento, eso quiere decir que necesitas perdonarte a ti mismo, no a otra persona.
Toda enfermedad proviene de no haber perdonado algo, cada vez que enfermamos debemos mirar a nuestro alrededor para ver a quien tenemos que perdonar.
Cuando se menciona la palabra perdonar, ¿qué es lo primero que te viene a la cabeza? ¿Quién es la persona o cuál es la experiencia que sientes que jamás olvidarás, que nunca podrás perdonar? ¿Qué es lo que te mantiene atada/o al pasado? Cuando te niegas a perdonar, te aferras al pasado y así es imposible que vivas en el presente. Y sólo viviendo en el presente puedes crear tu futuro.
Al perdonar te haces un regalo:
Te liberas del pasado, de las experiencias y las relaciones pasadas; te permites vivir en el presente. Cuando te perdonas y perdonas a los demás, eres efectivamente libre.
El perdón siempre va acompañado de un tremendo sentimiento de libertad. Con frecuencia necesitarás perdonarte por soportar experiencias dolorosas y no amarte lo suficiente como para apartarte de ellas.
Ámate, perdónate, perdona a los demás y vive en el momento. Mira cómo se van yendo la vieja amargura y el antiguo dolor si los dejas, y cómo se te abren de par en par las puertas del corazón. Cuando te diriges a los demás desde un espacio de amor, estás siempre a salvo.
Perdona a todo el mundo. Perdónate. Perdona todas las experiencias pasadas. Eres libre.
Hay Louise, “Usted puede sanar su vida” Urano