La adicción como nuestro lazo maternal
Las adicciones nos hablan sobre un conflicto con el amor maternal en dimensiones reales o simbólicas. En algunos casos madres sobre protectoras o ausentes, donde habitualmente no se recibe todo el amor que se quiere o de la manera que se quiere.
Cuando se habla de adicciones no se habla de vicios…una persona no tiene por qué dejar de fumar, si lo hace en coherencia en paz y no es un conflicto para esa persona, pero tal vez le sirva de información saber para qué lo hace.
Una adicción marca una falta de algo anclada en el inconsciente, que el organismo compensa reclamando ya sea tabaco, alcohol o cualquier elemento adictivo, de forma que compense esa falta.
Es adictivo porque cuando se termina, el organismo vuelve a tener la sensación de que le falta algo, y por lo tanto, vuelve a tener esa necesidad de volver a llenarse con un cigarrillo más, por ejemplo.
Si yo presento algún tipo de adicción ya sean drogas, alcohol, tabaco, tranquilizantes, etc, hay una necesidad consciente o inconsciente de que mi madre esté a mi lado para afrontar un reto. Es mi manera de solicitar ayuda de mamá, quiero que ella me vea “víctima”, porque sólo así me ayudará.
Y pueden ser cosas tan simples como afrontar mi adolescencia, salir adelante de un problema escolar o profesional.
No hay edad., y por supuesto que mamá no está para mí siempre, o cuando menos, no es adivina.
Por lo que si yo no expreso mis necesidades, para mi será más fácil afrontarlo todo con drogas.
Hay muchos tipos de adicciones, por ejemplo un niño que no se siente querido en su familia, pide amor, una y otra vez, pero no lo obtiene.
Entonces, cuando el cerebro es incapaz de gestionar esa frustración, bascula la información al cuerpo, en este caso al sistema digestivo, que esperará amor, el azúcar es el símbolo de la dulzura, del amor, el alimento para el cerebro, y el niño trata de endulzar la vida, compensar esa sensación de falta de amor con chocolate.
La adicción al Sexo
nos habla de conflictos de placer: No soy producto del amor, sino del placer.
Buscaremos en su concepción y en su árbol genealógico historias de “pecado sexual”. Soy lo que quiso ser y no pudo mi (padre o madre) por el qué dirán.
La adicción al Trabajo
Demasiado estrés afectivo que me lleva a hacer “horas extras” para no sufrir esa carencia. Debo demostrar que mi vida es productiva, no fui deseado y ahora debo hacer mucho para que vean que mi vida valió la pena.
Creencias limitantes como “el dinero se gana con el sudor de tu frente”, “a quien madruga Dios le ayuda”, “el dinero no crece en los árboles”.
Las drogas
Relacionadas con el sentimiento de sentirse alejado, separado o ignorado por mamá o papá, cada droga tiene también su significado sistémico.
Es una manera de evadir la emoción de sentirse poco amado o poco importante para los padres.
Es muy común que niños con madre o padre ausente caigan en drogas o tranquilizantes, porque esas sustancias los hacen evadir su “abandono”, que en muchas ocasiones no es físico.
- Cocaína: Ayuda a manejar el odio para con el padre, a expresar lo que no me atrevo a expresar, puesto que la cocaína me deshinibe. Ilusión de un gran despertar que facilita la relación con los demás. Quiero recobrar mi pureza o aquello que ya no puedo generar más, como la admiración de los otros.
- Marihuana: Ayuda a manejar una separación de pareja, y mi identidad o posición frente a esa separación. Droga del adolescente que se busca a sí mismo, que no sabe que vino a hacer sobre el planeta.
- Conflicto de identidad ¿Quién soy? ¿Quién es mi padre?
- El útero segrega una molécula que es captada por el huevo, la anandamina (un cannabinoide) administra la implantación del huevo. Si no lo hace, habrá un embarazo fallido. Esto nos lleva a un conflicto de elección ¿Elijo vivir, para qué?. La Marihuana nos devuelve a la tierra, arraiga, y así puedes dejarte llevar.